Título: Cartas a los perdidos
Autora: Brigid Kemmerer
Encontré éste libro gracias a un
blog amigo que hizo una reseña que me enamoró, en cuanto leí esa reseña corrí a
buscar el libro y lo acabe en un día (lágrimas, pañuelos y todo el paquete
incluido) ya les cuento de qué va la trama.
Juliet es
una joven de preparatoria que acaba de perder a su madre, devastada por el
dolor suele dejarle cartas sobre su lapida como una manera de sentirse más
cercana a ella. Declan es un joven que todos catalogan como “delincuente”
aunque en realidad sus pérdidas son tan grandes que lo han orillado a una
existencia que no se merece.
Un día,
mientras hace servicio comunitario en el cementerio, Declan encuentra la carta
de una desconocida sobre una tumba y se siente tan identificado que decide
contestarla. Inicia así una correspondencia entre dos jóvenes que no saben
quién es el otro, un intercambio de cartas que les hará saber que no están tan
solos, no están tan perdidos, no están tan quebrados como ellos creen.
Y sí, ya
desde el inicio el formato de cartas anónimas me pareció precioso, me hizo
recordar a los viejos tiempos cuando tenías amigos a distancia y enviabas
cartas que reflexionabas y en las que te sumergías. En cuanto a los
protagonistas lo cierto es que están maravillosamente construidos.
Juliet es
una chica que en un inicio puede resultar molesta, es arisca y prejuiciosa,
pero en realidad es buena persona y sabe disculparse cuando ha cometido un
error lo que me provoco encariñarme con ella mientras iba pasando las páginas,
¿quién no fue un adolescente arisco en su momento?, sus reacciones siempre
fueron muy humanas y la manera en que se desarrolló su drama hasta su punto
final me pareció una manera maravillosa de avanzar pues a veces nuestra
perspectiva de la vida puede cambiar rápida y dolorosamente.
En cuanto a
Declan, ¡señor, Declan!, me daban ganas de llegar hasta el libro para
abrazarlo, sentarme a su lado hombro con hombro sin decir nada, apenas
compartiendo los silencios, quería decirle que la vida era horrible a veces
pero que él era bueno y debía creérselo.
Declan
representa a esos chicos a los que la vida ha golpeado y lo ha hecho duro,
chicos incomprendidos que podrían salvarse si alguien se esforzara
verdaderamente por ellos.
En cuanto a
los secundarios, ni que decir, tenemos a los chicos buenos pero prejuiciosos, a
los chicos lastimados, a los maestros que de verdad se preocupan por ti y a la
familia, esa familia que se equivoca una y otra vez pero que al final te ama,
realmente te ama.
Y bien, el
libro tiene una escritura juvenil así que las paginas pasan con una velocidad
abrumadora, el lenguaje es sencillo, el drama está a la vuelta de la esquina y te transportas a
la época de la preparatoria, cuando los sentimientos son fuertes y parece que
el mundo va a explotar en cualquier instante.
Yo
le otorgo 8.8/10, de verdad que lo he disfrutado y sí, no es la joya de la
literatura pero lo recomiendo ampliamente para todos los chicos de secundaria y
preparatoria y claro, para cualquier adulto que quiera leer un juvenil que te
deje una enseñanza y tan fácil de leer que se escurre entre los dedos.
En
definitiva Teddy y yo lo aprobamos y sí son tan sentimentales como nosotros
tengan pañuelitos a la mano que seguro los van a necesitar.