CONCIERTO.
QUATROTANGO.
¡Hola Polares!, ¿Cómo les va?, para los que vivimos
en México la situación es de precaución y espera pues contamos las horas para
que el huracán Patricia toque costas mexicanas y según lo que dicen los
expertos debemos estar preparados para lo peor.
Aunque mi estado está alejado de la costa lo cierto
es que la tensión se respira en el aire y no se descarta que terminemos con una
tormenta de esas que hacen leyenda.
Ante tan sombrío panorama quisiera que nos relajáramos
un poco con algo de cultura, les cuento que hace poco fui a un concierto del
grupo “Quatrotango”, un cuarteto argentino que nos dejó buen sabor de boca.
Fui acompañada por mi mamá y por desgracia llegamos
un poquito tarde así que cuando por fin nos sentamos en las mullidas butacas
del teatro ya iban por la cuarta melodía, “Tardecita”. Aunque el grupo está
conformado por cuatro músicos tuvimos dos dúos, uno con violín y bandoneón y
otro con contrabajo y piano, la primera parte del concierto termino con una
canción titulada “La Mugre” que resulto alegre y festiva, por lo que cerramos
muy bien la primera mitad.
La segunda parte estuvo conformada por una sola
pieza titulada “La invención de Meister Eckhart” y para entender mejor la
composición nos contaron la historia de Eckhart, resulta que este señor fue un
dominico alemán con ideas, revolucionarias,
por decirlo de alguna manera, entre ellas afirmaba la existencia de Dios dentro
de cada una de las personas, él creía que para poder alcanzar a este Dios que
vivía en el interior de cada persona se tenía que acercar el pensamiento a la
nada, al vacío. Estas ideas por supuesto no le gustaron a la Santa Inquisición
quienes lo acusaron de hereje, murió durante su procesamiento (aunque después hicieron
su juicio post mortem y lo condenaron de cualquier manera al fuego del
infierno, hace relativamente poco un Papa reviso su historial y declaró que no
había herejía y volvió a abrir para él las puertas del cielo, ya se sabe, papelería).
La melodía tiene pues, muchos matices, ideas
encontradas, palabras escritas al vuelo, en general fue una composición
cambiante, pero no creo que el pobre Eckhart se mereciera ese fragmento de
composición donde claramente escuchamos música country, ni tampoco esa parte
donde pareciera que fuera a ponerse a cantar Cri-Cri (de verdad, hubo una parte
de mi inconsciente que esperaba la voz de Cri-Cri en cualquier instante).
La composición es larga así que muchos viejitos y
gente madura empezaron a cabecear, pero a decir verdad creo que soñar con música
como esa es casi como un viaje astral (risas), aunque la verdad llego un punto
en que aquello se alargó demasiado y mamá cito a G.G.M. en esas frase de El amor en los tiempos del cólera que decía algo como: “¡Dios mío, esto es más largo que un dolor de muelas!”
Al final el teatro les dio una media ovación de pie,
media porque hubo gente que, como yo, creyó que no era para tanto, pero aquí
en mi pueblito con ínfulas de ciudad les gusta dar ovaciones de pie, así que
media ovación de pie sí que recibieron.
En resumen un espectáculo agradable, una música bonita
y un piano que, aunque los músicos hombres casi nunca nos dejaban ver, me gusto
bastante por sus notas oscuras en el momento preciso.
Les dejo una grabación por si quieren escucharlo. Un
beso pingüinos.
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