El profesor

Título: El profesor

Autora: Charlotte Bronte

            La hermanas Bronte me enamoraron con Cumbres Borrascosas y Jane Eyre así que, por supuesto, tenía que leer más de ellas. Por desgracia Emily Bronte, autora de Cumbres borrascosas, murió joven debido a la tuberculosis así que las múltiples novelas que pudieron haber surgido de sus hábiles dedos nunca vieron la luz. Charlotte tuvo un destino un poco más favorable sobreviviendo a sus hermanos y escribiendo un poco más. La novela “El profesor” es en realidad su primera novela, escrita antes que Jane Eyre. Sin embargo fue publicada de manera póstuma debido a que en su tiempo fue rechazada por multitud de editores.

“El profesor” sigue la historia de William Crimsworth un joven huérfano que se encuentra en malos términos con su familia y aun en peores condiciones con su único hermano por lo que, viéndose abandonado y con solo su ingenio y conocimientos como salvavidas decide irse a Bélgica donde se emplea como profesor en un internado para hombres; sin embargo pronto su suerte cambia y se le ofrece el empleo también en un internado para señoritas.

William es un hombre con ideas muy firmes, tanto que llega a ser pedante y, ¿por qué no?, francamente odioso. Aunque para él el atractivo físico no es importante lo cierto es que se sabe atractivo y aunque no lo dice abiertamente nos damos una idea a través de la narración que es en primera persona siguiéndolo a él. Las señoritas del internado enseguida intentan ejercer sus embrujos de sirenas sobre él, pero, duro y sereno, él les pone un alto y enseguida describe a las señoritas como unas beldades cabeza hueca de las que muy pocas se puede elogiar su inteligencia. 

Durante todo el libro William observa y analiza a las personas a su alrededor haciendo un juicio duro e irrevocable de su personalidad y habilidades. Y por supuesto, en comparación él es francamente superior desde un punto de vista moral y en términos de inteligencia. Cuando uno está francamente a punto de ahorcarlo llega a su salón la joven maestra mademoisselle Henri, quien, por supuesto, lo va intrigando cada vez más hasta hacerlo caer redondo de amor. 

Pero, ¿Qué hace a nuestra protagonista tan especial?, las dificultades claro, es huérfana, es pobre, no tiene un solo benefactor y además es víctima de las mezquindades de otras mujeres. Es inteligente, honesta, amable y constante; pero lo cierto es que el romance que surge entre los dos es tan atípico y extraño que solo puedo considerarlo creíble por la época en la que el libro está escrito.

Ambos personajes se enamoran cuando William ejerce como profesor de mademoissele Henri y es un hombre parco, seco, duro, que suele ahorrarse los elogios solo por el afán de ver como su alumna busca desesperadamente ver en qué ha fallado. Sus instantes juntos en la escuela son de una propiedad y respeto tales que cuando él nos anuncia que esta perdidamente enamorado pensamos “bueno, siempre fuiste raro”.

En cuanto a personajes secundarios tenemos a Hunsden quien, pese a sus pocas apariciones, es el alma constante del libro y quien suele darle al protagonista enseñanzas que él nunca toma de la mejor manera. Hunsden es el tío que busca ayudarte aunque tú te empeñes en hacerte el indignado, por lo tanto es un alivio que al final del libro obtenga justo el sitio que se merece en la vida de los protagonistas.

Ahora, siendo sincera este libro fue aburrido en su primera mitad, seguir específicamente a William durante las quejas de su insulsa vida fue un martirio y aunque la segunda parte se lee mejor lo cierto es que el romance no termina de funcionar.

Sin embargo si algo debo reconocerle al libro es que en aquel tiempo en que las mujeres no eran más que bellos floreros al lado del salón esta autora se atrevió a escribir y no solo eso, en su libro el protagonista menciona en repetidas ocasiones que prefiere una mujer inteligente que una mujer hermosa, algo que en la época no era posible porque… ya saben, las mujeres no eran inteligentes… Charlotte nos relata la historia de una chica de escasos recursos que sueña con algo más, que desea ver el mundo y lograr ser alguien en la vida y sí, su historia tenía que unirse irremediablemente a la de un hombre, pero William, en la recta final del libro, es para ella un pilar y no un obstáculo para seguir sus sueños.

Así que yo le otorgo 7.5/10 este no es un libro que pegue bien en la actualidad, cualquiera que no se transporte a aquellas épocas pensara que la autora le hacía un flaco favor a su género pintándolas en su mayoría como tontas o arribistas. Pero en realidad Charlotte planteaba otra idea, la idea (en aquel tiempo) de que una mujer podía ser inteligente, tener sueños y con un poco de ayuda llegar a cumplirlos.

Un pasito de entonces para el feminismo. Si lo ven de ese modo quizás quieran darle una oportunidad a Charlotte Bronte.