50 Sombras de Grey
Libros que pienso es una
sección dónde plasmó lo que un libro me enseñó, a veces es una lección, en
ocasiones una queja, puede que a veces un libro nos deje algo más que una
historia, puede que nos deje pura y simple vida.
Advertencia:
Es
probable que en esta sección se encuentren spoilers de los libros a tratar.
En gustos se rompen géneros.
No hay mejor respuesta para pactar la paz cuando se trata de debatir acerca de qué es mejor que qué.
Entiendo que mientras yo adoro a Mago de Oz otros pensaran que es puro ruido sin sentido, que cuando yo considero grande a Mercedes Sosa habrá quien ni siquiera la conozca. Entiendo que el mundo es muy grande y que nuestras mentes son muy distintas, pero en materia de libros tengo claro una cosa: cuando un libro es libro basura es libro basura y punto.
¿Quién no ha leído un libro de estos?, seguramente todos lo hemos hecho, a veces movidos por la mercadotecnia, a veces porque no teníamos nada mejor que hacer. Nunca olvidare cuando a los catorce años (encerrada en la vieja casa de mi abuela) tuve que entretener mis horas muertas leyendo Christine la historia de un auto asesino, autor: Stephen King. Ese era un libro basura con todas las de la ley.
Conforme vamos creciendo y leyendo cada vez más somos capaces de darnos cuenta cuándo un libro es basura y cuando no, uno sabe que una persona no es muy culta cuando enaltece un libro basura como si fuera su himno personal.
Pasando por encima de los dudosos gustos literarios de quienes enarbolan la bandera dorada de Crepúsculo me he encontrado con un nuevo fenómeno literario, el título: 50 sombras de Grey.
Ya había escuchado una euforia sin igual en los foros de lectura de Facebook, pero fue hasta que vi un reportaje acerca del mismo en un noticiario nacional (a las seis de la mañana mientras engullía cereal) cuando me decidí, si los chicos de face lo describían como la octava maravilla y el experto en cultura decía que era un libro basura entonces formaría mi propia opinión.
No paso mucho tiempo para que me sumiera en un extraño mundo dónde una joven virgen de veintitantos años cae rendida por el galanazo en turno, el problema: el hombre es un sadomasoquista que, (palabras textuales) no sabe hacer el amor, solo sabe follar duro. La trama, sexo, avanza, sexo, simple, sexo… en fin que hay mucho sexo.
No mentiré, es fácil de leer, entretiene y te tiene pensando todo el tiempo, ¿pero que esta mujer será tan tonta de meterse con este tipo?, ¿tiene voluntad?, ¿tiene autoestima?, ¿será que simplemente es idiota por naturaleza?, mi conclusión es esta: 50 sombras de Grey es un libro basura con todas la de la ley.
La pregunta es, ¿por qué si es tan malo lo sigues leyendo? Y ahí esta el error, yo no he dicho que sea malo, tiene trama, una psicología hasta el momento no muy bien explorada, pero lo suficiente para medio comprender los motivos de los protagonistas, en pocas palabras entretiene.
Pero es un libro basura.
Los libros basura suelen ser “booms” de la mercadotecnia, lecturas sencillas apropiadas para una generación de malos lectores que no quieren quebrarse la cabeza con complicadas tramas, leeremos montones de estos libros a lo largo de nuestra vida, a veces terminaremos de leerlo y diremos “estuvo bueno”, pero de ahí a pasarlo a nuestro anaquel de clásicos propios hay una línea que no se debe cruzar.
Distinguir un libro basura de uno que no lo es no puede enseñarse, el criterio propio nace de muchas lecturas, de razonamiento individual, de comparaciones. “Los juegos del hambre” fue una trilogía que me tuvo en ascuas, lo leí emocionada y anhelante, los terminé diciendo un “Uau” como los que repite cada tres palabras la protagonista de 50 sombras de Grey, pero esos también eran libros basura y todo estará bien mientras lo recuerde.
El experto en arte terminó su reportaje diciendo algo que sonaba más o menos así: “No es malo leer libros basura, lo malo es que los leas creyendo que no lo son”.